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ESCRITOS

MUJERES EN LA SOMBRA

Para empezar, es necesario hablar de Melusina Fay Peirce, una figura multi-facética que abrazó tanto la filosofía como la arquitectura. Melusina colaboró estrechamente con su esposo, Charles Sanders Peirce, un influyente filóso-fo y científico. Juntos exploraron la intersección entre el pragmatismo y la creación arquitectónica. Aunque sus contribuciones a las reflexiones de Peirce acerca de la arquitectura resultan innegables, su nombre rara vez se asocia con el legado de su esposo, a pesar de haber influido significativamente en su enfoque pragmatista.

Marion Mahony Griffin desempeñó un papel fundamental en la planifica-ción de Canberra, capital de Australia, que trabajó junto con su esposo, Walter Burley Griffin. Ella fue la encargada de culminar los encargos de Frank Lloyd Wright cuando éste escapó a Europa con su amante en 1909. Aunque tuvo una influencia crucial en la creación de proyectos emblemáticos, su contribución se ha subestimado en la historia de la arquitectura.

Aino Marsio-Aalto, una de las primeras arquitectas finlandesas, trabajó junto con su esposo, Alvar Aalto, hasta la muerte de éste en 1949. Colaboraron en la creación de edificios icóni-cos, el diseño de interiores y de mobiliario moderno. La visión y las contribuciones de Aino al diseño escandinavo resultan innegables; sin embargo, su legado permanece eclipsado por la fama de su esposo, a quien se le ha atribuido gran parte del trabajo, sobre todo el diseño de piezas de vidrio soplado y de otros objetos.

Lilly Reich se convirtió en una colaboradora fundamental de Mies van der Rohe en el desarrollo de diseños modernos. Las sillas Barcelona y Weissenhof, ambas creación de Reich, se atribuyeron a Mies durante mucho tiempo. Ambos codiseña-ron el pabellón alemán de la Exposición Internacional de Barcelona en 1929, donde se expuso por primera vez la silla que lleva el nombre de esta ciudad. Lilly fue una de las pocas maestras de la Bauhaus; dirigía el taller de diseño de interiores y tejidos. Su talento en el diseño de mobiliario transformó la estética del movimiento moderno.

Charlotte Perriand trabajó codo a codo con Le Corbusier y contribuyó al diseño de muebles y espacios revolucionarios. En noviembre de 1931, Le Cor-busier firmó un artículo de treinta páginas que contenía estudios y dibujos para el noveno número de la revista Plans. En este documento, el arquitecto pre-sentó su trabajo en torno a una habitación mínima de 14 metros cuadrados por habitante. Charlotte Perriand colaboró activamente en este estudio. Los 184 documentos originales fueron localizados en su archivo privado y no en el estudio de Rue de Sèvres 35. Esto hace pensar que los diseños le pertenecían a ella y no a Le Corbusier. A pesar de su influencia en la forma en que vivimos y trabajamos, Charlotte Perriand ha quedado en segundo plano en comparación con el Cuervo.

Con su pasión por la geometría y la complejidad espacial, Anne Tyng ejerció un papel esencial en la obra de Louis Kahn. Originalmente, Anne era la única mujer entre seis arquitectos en aquella oficina. Su influjo resulta evidente en proyectos emblemáticos, como el Instituto de Arte de Yale. La arquitecta fue la madre de Alexandra Tyng, la segunda hija de Kahn. A pesar del impacto que representó para la teoría arquitectónica, su nombre a menudo se pierde en la sombra de su colaborador más famoso.

 

Denise Scott Brown se unió a Robert Venturi en la creación de un manifiesto arquitectónico que desafió las convenciones modernas y la manera en que éstas se enseñan: Learning from Las Vegas. A pesar de tratarse de un trabajo conjun-to, en 1991 Venturi recibió el prestigioso Premio Pritzker, mientras que Scott Brown fue excluida del reconocimiento. Al día de hoy, existen grupos y voces en la comunidad arquitectónica que siguen luchando por que se le otorgue el mismo galardón que a su colaborador masculino.

Estas arquitectas se enfrentaron a los desafíos de una profesión dominada por hombres y, con todos los factores en contra, realizaron contribuciones esenciales a la arquitectura del siglo xx. A la luz de una nueva perspectiva, sus trabajos no sólo empiezan a ser apreciados, sino que, a medida que exploramos sus contribuciones, nos unimos al coro de voces que exigen que se reconozca plenamente su impacto en la historia de la arquitectura.

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