La Torre LT3 es un edificio de usos mixtos de aproximadamente 15,000 m² ubicado en Zona Esmeralda, Atizapán, concebido como una pieza arquitectónica capaz de generar nuevas relaciones entre el paisaje, la ciudad y las dinámicas profesionales emergentes de la zona. Más que un objeto aislado, LT3 se integra como parte activa de un territorio en transformación, reconociendo el carácter natural del entorno y respondiendo a la creciente demanda de espacios corporativos, de salud y de bienestar dentro de un tejido urbano en evolución.

El proyecto se desarrolla en 11 niveles, organizados a partir de una lectura precisa de la topografía y de los flujos del corredor Chiluca–Zona Esmeralda: los niveles inferiores albergan estacionamientos optimizados para reducir la presión vial del entorno; sobre ellos se despliegan dos niveles comerciales que establecen un frente urbano activo, accesible y seguro; y en el tercer nivel se ubica un espacio gastronómico pensado como infraestructura social para la zona, ya que actualmente los trabajadores carecen de lugares adecuados para comer durante su jornada. Este restaurante–comedor funciona como un punto de encuentro que reduce desplazamientos, mejora la calidad laboral y ofrece un servicio inexistente en el área.

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Los siguientes siete niveles conforman el corazón del edificio: oficinas y consultorios con configuraciones flexibles que permiten la adaptación a distintas escalas de operación. Cada planta ha sido diseñada a partir de criterios de iluminación natural, claridad espacial y eficiencia operativa, maximizando el perímetro útil y reduciendo la carga energética a lo largo de la vida del edificio. El nivel 11 culmina la experiencia vertical con un restaurante de altura libre especial, concebido como un espacio social y corporativo que activa redes económicas y profesionales. Este último nivel, junto con la cubierta ajardinada, participa en la reducción de la isla de calor, mejora el microclima y aporta áreas verdes elevadas al paisaje urbano.

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Desde su origen, LT3 adopta una visión regenerativa: interpreta el lugar no como un simple emplazamiento físico, sino como un sistema vivo compuesto por dinámicas ambientales, sociales y económicas. Bajo esta lógica, el edificio busca interactuar positivamente con su entorno a través de estrategias que abarcan el diseño, la construcción y la operación. En el diseño, la orientación del volumen, el aprovechamiento de la luz natural, la ventilación pasiva y la eficiencia estructural reducen la demanda energética y elevan el confort interior. En la construcción, la selección de materiales durables y de bajo mantenimiento minimiza el impacto ambiental y promueve la longevidad del conjunto, mientras que la cadena de suministro prioriza procesos responsables y proveedores locales. En la operación, el edificio genera beneficios directos para la comunidad: espacios comerciales accesibles, servicios médicos y profesionales cercanos, oportunidades laborales, movilidad más eficiente y áreas de convivencia que fortalecen el tejido social.

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La envolvente sobria y vertical maximiza las vistas hacia el paisaje arbolado, disminuye la ganancia térmica y refuerza la estética contemporánea del conjunto. La organización de núcleos, circulaciones y servicios permite una operación clara y adaptable, capaz de responder a los diferentes modelos de ocupación que caracterizan a Zona Esmeralda. Así, consultorios, despachos y empresas pueden consolidarse en un edificio bien ubicado, eficiente, conectado con la comunidad y diseñado para evolucionar con su contexto.

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De este modo, LT3 no solo resuelve un programa arquitectónico complejo: activa procesos urbanos, potencia la economía local, refuerza la identidad de Zona Esmeralda y establece un vínculo significativo entre arquitectura, paisaje y comunidad. Es un edificio que mira hacia el futuro, diseñado para aportar valor más allá de su propia forma y contribuir a un desarrollo urbano más equilibrado, responsable y vital para la región.